En un contexto de sociedades desiguales, de ausencia de un Estado de bienestar consolidado y de acceso segmentado a servicios públicos y mercados de trabajo con altos niveles de informalidad, la Economía Social y Solidaria ha desempeñado un rol históricamente importante, posicionándose como espacio clave para la inclusión sociolaboral y el desarrollo de proyectos basados en relaciones de cooperación, control democrático y solidaridad.
La Economía Social y Solidaria puede ofrecer ventajas importantes para la política social. Permite adecuar las políticas sociales a las preferencias y necesidades de los ciudadanos, posibilita acomodar la diversidad territorial, mantener unidas a las comunidades y fortalecer los procesos de integración social y productiva. La crisis del COVID-19 ha revelado la importancia de los territorios, el espacio natural de la Economía Social y Solidaria. Sus principios y prácticas aportan una propuesta de transformación que no sólo ayuda a satisfacer las necesidades inmediatas frente a la emergencia, sino que pueden contribuir a un mundo post pandemia más sostenible e igualitario.
¿En qué medida puede la Economía Social y Solidaria contribuir a que de la crisis del COVID-19 surja una sociedad más inclusiva? ¿Qué oportunidades y desafíos cabe considerar para su desarrollo?